Eran tan solo unas vacaciones familiares durante el comienzo del año nuevo. Dos amigos con niños pequeños decidieron vestir a sus hijos como monjes. Estaban visitando el templo Er Fo en Hechuan y pensaron que la vestimenta "religiosa" serviría para tomar unas fotos inigualablemente originales. Mientras que los dos pequeños de 1 y 3 años de edad vivían aventuras en el templo, uno de los padres de los niños tomaba fotos. No les faltaba un detalle: sus cabezas rapadas, sus trajes tradicionales y su panes de oración. Las instantáneas son perfectas porque capturan la inocencia de los niños pero dan una apariencia de serenidad adulta.
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