Tener paciencia puede ayudarnos mucho en la vida y servirá para alcanzar grandes logros en fotografía. Para el
fotógrafo Johan Georget es clave, porque le permitió capturar una
imagen increíble de un rinoceronte en África.
En noviembre de 2014, Georget se embarcó en un viaje de 6 meses por una serie de
países africanos. Empezó en Johanesburgo, en Sudáfrica, para terminar en Addis Abeba, Etiopía. Una ruta que abarcó 18.000 millas, 12
países y más de 30.000 fotografías.

Una de sus paradas fue el Parque Nacional de Etosha, en el noroeste de Namibia. Después de pasar varios días explorando la
región, Georget decidió pasar más de un día acampado en un abrevadero del parque.
?El día resultó ser bastante aburrido, con el
cielo nublado y poca actividad de la fauna, solo una pequeña manda de impalas vino a beber en la mitad de la tarde.
A las 18 horas, después de
seis horas mirando sin que nada ocurriese, estaba pensando en irse pero decidió aguantar un poco más. A las 19 horas, con la puesta de sol, el cielo se volvió rojo y, como por arte de magia, ante sus ojos tuvo una
escena perfecta: un rinoceronte surgió de la maleza y se detuvo a beber como una silueta.
Fue ahí cuando Georget disparó con su Pentax K-5 II y obtuvo una
imagen prácticamente perfecta.