Ganar un concurso de fotografía de National Geographic es siempre un tremendo
subidón. El reconocimiento social a tu
trabajo y el orgullo de haber sido elegido entre miles de participantes genera una alegría inmensa, díficil de explicar. Esta sensación de felicidad se puede incluso multiplicar cuando los protagonistas de la fotografía capturada logran
contactar con el autor de la fotografía pasado el tiempo. Esto fue lo que le ocurrió a Nikola Smernic.
Este
fotógrafo, realizaba un viaje por Nueva Zelanda en el año 2013. Durante su estancia en Queenstown, justo el día antes de dar por concluido un viaje de dos meses, paseaba con su novia por las calles de esta ciudad, contemplando la
magia de la calle. De repente se encontró con un pianista tocando en plena calle y decidió capturar un momento único.
Una vez regresaron a casa, Nikola Smernic se dio cuenta de que en esa foto faltaba algo, la música que el
pianista estaba tocando. "Quizás algún día tenga la oportunidad de volver y el pianista siga allí", pensó. Poco después recibió la notificación de que su fotografía había sido seleccionada para el
National Geographic Traveler Photo Contest, uno de los concursos de viajes con más nombre en el mundo.
La publicación de la fotografía sirvió para que el pianista se pusiese en contacto con él a través de Facebook. Poco después llegó un email, era de l
a madre de una niña llamada Jemma, la niña de la foto. El contacto con los dos se mantuvo hasta el punto de que Nikola les envió una copia de la foto a los dos y él recibió los
álbumes publicados por el pianista.
Historias bonitas que nos brinda el mundo de la fotografía!
El pianista con una copia de la fotografía de Nikola.
El fotógrafo Nikola Smernic a la izquierda y Jemma, la niña fotografiada, con una copia de la foto.