Gracias a la intermediación de un
dron hemos visto imágenes realmente impresionantes. El punto de vista que ofrecen estos aparatejos nos da la posibilidad de acceder a un escenario totalmente nuevo con una magnífica
luz y paisajes de ensueño. Pocas veces, sin embargo, utilizamos los drones para fotografiar
personas, de ahí que el trabajo de Helene Havard nos fascine: ella utiliza esta tecnología para dar una nueva vida a la fotografía de bodas.

A diferencia de los retratos típicos donde las
parejas están siempre en el centro de la imagen, Havard opta por capturar a los recién casados como si fueran hormigas, ocupando un espacio
diminuto en medio de paisajes impresionantes. Las imágenes las toma en las Islas de la Polinesia francesa, donde las aguas de azul turquesa y los
bosques de palmeras contribuyen de forma fundamental al buen resultado.
La fotógrafa coloca a los novios en un
terreno aparentemente infinito para así transmitir una sensación de cercanía que simboliza un sentimiento común que se da cuando hay amor, es decir, que los
novios tienen la sensación de que son los dos únicos seres en el mundo. "Siempre he necesitado mucha libertad", dice Havard. Esta
actitud le ha servido para captar instantáneas increíbles.

