Como ya os hemos contado, la luz es la base de la fotografía. De ella depende que las imágenes se realicen e incluso de ella depende el potencial visual que puedan tener.
La cantidad de luz de una imagen depende del diafragma y de la velocidad. El diafragma depende del objetivo que utilices en tu cámara (o del objetivo que llevaba de forma predetermina). Y la velocidad también te la indicará el cuerpo pero al revés que el diafragma que varia según el objetivo, la velocidad es invariable y la predetermina tu cámara.
Cuantas veces la falta de luz nos ha llevado ha utilizar velocidades muy bajas que causaban trepidación y desenfoques. Te vamos a dar unos consejos para que intente solucionarlo y sino ¡Para sacarle partido!
Lo primero que debes tener en cuenta en escenas con poca luz es la utilidad del trípode: este evita por completo el movimiento y hará que puedas usar velocidades muy bajas. Entendemos que llevar trípode puede resultar molesto, pero hay una gran variedad en el mercado, los hay incluso del tamaño de un puño de gran utilidad a la hora de realizar imágenes con tu cámara compacta.
Si no tienes trípode a mano, lo mas sencillo es buscar un punto de apoyo en el que colocar tu cámara: esto sin duda te será de gran ayuda, y aunque los resultados no sean tan espectaculares como con el uso del trípode te pueden sacar de un apuro.
Si no puedes apoyar la cámara, apóyate tú. Es decir tus codos o tus manos: esto también ayudara a reducir notablemente la trepidación, y también te será práctico para mejorar tu pulso.
Si todo lo anterior no funciona: confía en tu parte más artística y deja volar tu imaginación. Realiza varias pruebas a imágenes con velocidades lentas. Si hay puntos de luz, intenta dibujar con ellos en tus fotografías.
Y como truco: el flash. Un flash a velocidad lenta da resultados increíbles ¿Por qué no iluminar con el flash algo en primer plano congelándolo y jugar con el paisaje del fondo creando movimiento en el? ¡Arriésgate y consigue imágenes únicas!
