Hace siete años Kim Leuenberger recibió una réplica en miniatura de un monovolumen de Volkswagen que tenían sus padres y se enamoró al instante. Era un vehículo en miniatura que representaba a la perfección al coche original y que Kim colocó en la estantería de su habitación. Allí estuvo algunos aos hasta que un domingo del mes de mayo lo llevó al jardín y decidió tomarle algunas fotos.
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