En medio de la
tormenta de nieve que afectó a Nueva York recientemente, el fotógrafo Michele Palazzo no se quedó de brazos cruzados. En vez de verla por
televisión, desafió el tempestuoso
clima con la esperanza de tomar algunas buenas
fotos. Afortunadamente, él se acercó al edificio Flatiron y allí sucedió algo casi mágico.

La
nieve se arremolinaba y se movía sin control, así que Palazzo apuntó con su cámara Ricoh GR y fotografió el edificio y los
inmuebles que estaban a su alrededor, sin dejarse perturbar por las condiciones meteorológicas.
Cuando se dispuso a retocar las
imágenes, se dio cuenta de que la nieve en la imagen formaba como una especie de remolinos que parecían pinceladas rápidas. En su conjunto, las
fotos parecen pinturas
impresionistas. Si miras con atención al edificio puedes ver la instalación de la artista Chelsea Hrynick Browne, especialista en creaciones de origami. Su obra nos traslada, definitivamente, a otro mundo.
