Hace 13 años Kim Leuenberger recibió una réplica en miniatura de un monovolumen de Volkswagen que tenían sus padres y se enamoró al instante. Era un vehículo en miniatura que representaba a la perfección al coche original y que Kim colocó en la estantería de su habitación. Allí estuvo algunos aos hasta que un domingo del mes de mayo lo llevó al jardín y decidió tomarle algunas fotos.
Compartió esa imagen de lafurgoneta en redes sociales con un osito Paddington y, como las respuestas en Instagram fueron tan positivas, decidió seguir tomando fotos de la minifurgo y de muchos otros coches, retratándolos en todo los lugares nuevos que visitaba. Desde entonces han pasado 10 años.
La fotógrafa suiza capta en cada imagen su pasiónpr los viajes. Cada pequeño vehículo tiene su propia personalidad y todos son únicos. Reconoce que cuando la gente le dice que las fotos que toma le hacen feliz, siente una gran emoción y logra olvidarse de todo lo que hay a su alrededor y regresar a la inocencia de su infancia.
