El blanco y negro favorece. Esto es un hecho. La ausencia de color no solo hará que tus retratos tengan más intensidad: también ayuda a disimular imperfecciones en la piel y resaltar otras partes más interesantes, como ojos y boca.
Trabajar en blanco y negro hace que nos despreocupemos de un elemento más a tener en cuenta en la fotografía: el color. Esto nos facilitará sin duda, las cosas a la hora de tomar una fotografía.
El aura de melancolía de una fotografía en blanco y negro no se puede equiparar al color. Y es que, el hecho de que sea algo irreal, que no encontramos en el mundo, hace que la imagen sea mágica.
El blanco y negro te ayuda a destacar lo que realmente importa. Si algo resulta confuso en color, debido a tonalidades chirriantes, el blanco y negro nos ayuda a unificar y de este modo conseguimos realzar aquello que queremos.
Es nuestro aliado en situaciones lumínicas complicadas. Y es que tanto con luz dura directa, como con poca luz, el blanco y negro ayuda a solventar las dificultades de una forma asombrosa.
Diferenciarse. Aunque la fotografía en blanco y negro antaño fuera la más utilizada lo cierto es que cada vez está más en desuso. Conseguirás llamar la atención con tus fotografías si te pasas a esta técnica clásica y llamativa.
Porque es un reto. No es algo que hagamos normalmente, y está lejos de nuestro círculo de confort, y es que ponerse nuevos retos debería ser siempre la gasolina que mueve nuestro motor creativo.
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