En fotografía uno de los elementos más importantes, junto con la luz y el encuadre, es el color. Es con toda probabilidad también el elemento más difícil de controlar, puesto que requiere no solo cierto bagaje visual, sino también algunos conocimientos técnicos.
Autor: David laChapelle
Lo primero que hemos de saber es que el color, depende de la luz. Esto quiere decir de algún modo que las cosas no tienen color en si mismas, sino que su color esta influenciado por la luz que reciben. Esto es una consideración importante a tener en cuenta ya que depende del tipo de luz que tengamos.
A la hora de hacer fotos encajar el color es una de las tareas más complejas. Se trata de encontrar cierta armonía en lo que nos rodea, cierta poesía, y encuadrarla en la fotografía. Lo mejor para desarrollar una cultura visual es ni más ni menos que mirar muchas fotos. Esto nos ayudará a buscar de forma instintiva la mejor forma de utilizar el color.
Hay momentos especialmente difíciles en lo que a color se refiere. Uno de ellos es el atardecer. En esta ocasión los tonos suelen volverse de un profundo tono rojizo, y para equilibrarlo necesitaremos utilizar el balance de blancos.
Todas las cámaras incluyen esta opción, aunque no siempre con este nombre. A veces simplemente aparece como modo nublado, atardecer, etc. Estos modos nos ayudaran a corregir los colores y en algunos casos a agregar luminosidad a la fotografía.
Autor: David laChapelle
Luego esta la semiótica de color. ¿Qué quiere decir esto? Cada color de una forma inconsciente tiene agregados ciertos valores que influyen a la hora de mirarlos en una imagen. Estos valores son adquiridos de forma cultural y pueden variar aunque son bastante universales.
Los tonos fríos por ejemplo, implican tristeza, distancia, melancolía y sobretodo silencio. Son tonos ideales para captarlos en paisajes desolados. Estos tonos se dan sobretodo en invierno y en el amanecer.
Los tonos cálidos implican todo lo contrario: alegría y cercanía. Son los colores de la pasión y de la vida, muy útiles para los retratos a personas. Podemos encontrarlos en los atardeceres y en las estaciones cálidas.
Autor: David laChapelle
Lo primero que hemos de saber es que el color, depende de la luz. Esto quiere decir de algún modo que las cosas no tienen color en si mismas, sino que su color esta influenciado por la luz que reciben. Esto es una consideración importante a tener en cuenta ya que depende del tipo de luz que tengamos.
A la hora de hacer fotos encajar el color es una de las tareas más complejas. Se trata de encontrar cierta armonía en lo que nos rodea, cierta poesía, y encuadrarla en la fotografía. Lo mejor para desarrollar una cultura visual es ni más ni menos que mirar muchas fotos. Esto nos ayudará a buscar de forma instintiva la mejor forma de utilizar el color.
Hay momentos especialmente difíciles en lo que a color se refiere. Uno de ellos es el atardecer. En esta ocasión los tonos suelen volverse de un profundo tono rojizo, y para equilibrarlo necesitaremos utilizar el balance de blancos.
Todas las cámaras incluyen esta opción, aunque no siempre con este nombre. A veces simplemente aparece como modo nublado, atardecer, etc. Estos modos nos ayudaran a corregir los colores y en algunos casos a agregar luminosidad a la fotografía. Autor: David laChapelle
Luego esta la semiótica de color. ¿Qué quiere decir esto? Cada color de una forma inconsciente tiene agregados ciertos valores que influyen a la hora de mirarlos en una imagen. Estos valores son adquiridos de forma cultural y pueden variar aunque son bastante universales.
Los tonos fríos por ejemplo, implican tristeza, distancia, melancolía y sobretodo silencio. Son tonos ideales para captarlos en paisajes desolados. Estos tonos se dan sobretodo en invierno y en el amanecer.
Los tonos cálidos implican todo lo contrario: alegría y cercanía. Son los colores de la pasión y de la vida, muy útiles para los retratos a personas. Podemos encontrarlos en los atardeceres y en las estaciones cálidas.
