En primer lugar, tendrás que cortar el fondo del vaso y, evidentemente, tienes que haber elegido un vaso que se adapte al diámetro de tu objetivo. Si el vaso es un poco más grande, puedes ajustarlo a tu objetivo usando lacinta aislante. De esta forma, también evitarás que el vaso se rompa después de haberlo cortado. A continuación pega el vaso a tu objetivo y ¡comienza a disparar! Así de fácil es ;)
Lo único que tienes que tener en cuenta es que cuanto más alcance tenga tu objetivo, más largo tiene que ser el vaso que utilices. También es recomendable que utilices un trípode a la hora de tomar las fotos para que no salgan movidas, sobre todo si el sujeto que quieres congelar se mueve. Una vez que hayas empezado a probar tu "nuevo objetivo", te darás cuenta de lo mucho que mejoran las imágenes: Desaparecen las "sombras duras" y la foto presenta una mayor armonía, ya que desaparecen los grandes contrastes. El vaso actúa como una especie de difusor de la luz, tal y como puedes observar en las siguientes fotografías realizadas por Linaschke, donde se puede ver el "antes" y el "después".
¿Te animas a probarlo? Yo lo voy a hacer en cuanto termine de escribir este post, que es en 3, 2, 1 ... ¡Ya!
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