Cuando nos estamos iniciando en el mundo de la fotografía réflex descubrimos todo un mundo nuevo lleno de posibilidades que nos sobrepasa. Los objetivos son una parte fundamental de ese mundo a veces olvidado por los principiantes y no tan principiantes que dan toda la importancia de, por ejemplo, una adquisición de material nuevo, a la cámara.
En este post queremos reivindicar el importantel papel que juega el objetivo en el resultado final de una fotografía pero, sobre todo y principalmente, queremos aclarar los conceptos más básicos asociados a esta herramienta que, a veces, se dan por sobreentendidos y se nos escapan.
Existen a grandes rasgos dos tipos de objetivos: los de focal fija y los de focal variable. Cuando comenzamos a practicar la fotografía como aficionados tendemos a pensar que los objetivos con zoom nos dan un abanico más amplio de opciones para fotografiar, ya que nos permiten acercarnos o alejarnos sin movernos del lugar en el que nos encontramos. Sin embargo, si preguntamos a cualquier entendido en el campo, nos dirá que nada mejor para empezar que una focal fija.
Las principales ventajas de un objetivo de focal fija, como un 35mm o un 50 mm son su luminosidad, ya que por su diseño permiten aperturas máximas de diafragma muy grandes: f/2, f/1.4 o f/1.2, a precios bastante razonables. Estas caracterísitcas nos ofrecen una buena calidad de imagen con bajas profuncidades de campo al dejar el diafragma entrar mucha luz. Para combatir la desventaja de que no es posible acercar o alejar los objetos que queremos fotografiar, tenemos una solución: que sea el fotógrafo quien se mueva, así encontraremos también nuevas perspectivas, quien sabe si más interesantes.
Los objetivos de focal variable nos ofrecen polivalencia, son versátiles y se adaptan a todo tipo de situaciones. Si estamos fotografiando un evento deportivo, por ejemplo, un objetivo de focal variable nos permitirá acercarnos o alejarnos de los lugares en los que se desarrolla la acción principal sin necesidad estar corriendo de un lado para otro como deportistas.
Si nos fijamos en el anillo de cualquier objetivo encontraremos en él una serie de características, además de la marca, en las que es conveniente pararse para saber las prestaciones que nos ofrece.
Distancia focal. Viendo la distancia focal podremos saber si se trata de una focal variable 24-70mm o fija 35mm. Las distancias más bajas (como 18 mm) serán grandes angulares y las más altas 300mm) teleobjetivos.
Luminosidad. Como hemos dicho anteriormente, un objetivo con una apertura máxima de diafragma de 1.2, 1.4 o 2, es muy luminoso. En focales variables un 2.8 es muy lluminoso pero probablemente también caro. Es probable que nos encontremos con aperturas expresadas así 1: 2.8-4, esto significa que variará en función de la distancia focal a la que situemos la cámara. Esto es, si trabajamos con un objetivo 24-70, podemos obtener una apertura de 2.8 situándonos en 24mm pero que se puede ver reducida a 4 cuando utilizamos el zoom hasta los 70 mm. Es importante puntualizar que al cambiar las distancias, en estos casos, la profundidad de campo cuando grabamos un vídeo, por ejemplo, puede variar si hacemos zoom.
Estabilizadores de imagen. En muchos objetivos encontraremos un botón que nos permite encender o apagar el estabilizador de imagen del objetivo. Esta función permite compensar los movimientos de la cámara cuando se trabaja con velocidades de obturación bajas. El único motivo para desconectarlo puede ser el de estar trabajado con un trípode y desear evitar un gasto inútil de batería.
Enfoque manual (MF) o automático (AF). Por lo general se suele trabajar con AF si el objetivo ofrece la posibilidad excepto si buscamos un efecto concreto o en situaciones como entornos con poca luz en los que es preciso recurrir al MF para seleccionar nuestro foco de atención con el anillo de enfoque.
Filtros. Aunque los filtros pueden producir algunas aberraciones, en algunos casos muy difíciles de apreciar, es conveniente recurrir a un UV, además de reducir la neblina producida por la luz ultravioleta, actuará como barrera protectora si consideramos que por alguna razón podríamos dañar el objetivo, por ejemplo, por las condiciones del entorno.
Parasol. Este elemento nos permite proteger la entrada de luz lateral que puede resultar molesta por nuestra falta de control sobre ella. Puede actuar también como protector de la cámara y no nos quita luz, así que no es un problema que trabajemos con él todo el tiempo.
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