Colores pastel y tonos
sobreexpuestos. Estamos ante un escenario en el que los personajes que tenemos ante nosotros renuncian a cualquier tipo de
extravagancia que pueda desenmascararlos o identificarlos. Asumen el papel de ciudadanos anónimos que huyen de cualquier protagonismo y que optan por convertirse en parte del
mobiliario.
Al igual que estatuas inertes o
robots, aparecen con un gesto rígido en las fotografías en las que, por cierto, apenas dejan traslucir sus sentimientos. El tiempo parece haberse detenido y los
nadadores no tienen otra idea que verse reflejados en el agua inmóvil de la
piscina. Las fotos son una sucesión de escenas en las que la frontalidad y la ausencia de contrastes elimina cualquier dimensión narrativa.
El uso del software de
retoque permite dominar esta estética rigurosa con extrema precisión, atenuando las diferencias como si todas las personas fuesen iguales. Pierden todas su individualidad e identidad. Por cierto, estas fotos las firma
Maria Svarbova, que casi se nos olvida decirlo!!