El
hombre se detiene y mira con asombro una creación del hombre: el movimiento potente de un tren que inunda de vapor el paisaje, que bombea aire, que crea una especie de
música mecánica que suena igual que el ritmo del
corazón. La fascinación por los trenes es una fuente de inspiración para Livia Lazar, una
fotógrafa que actualmente reside en el noroeste de Inglaterra.
Tras horas de caminatas, de subir y
bajar por cuestas empinadas y de una estricta planificación que le permite situarse en lugares que ofrecen la mejor vista, Livia logra tomar fotos verdaderamente perfectas. En ellas se percibe su pasión por las
locomotoras antiguas, captura toda su gloria y su belleza, congela el dominio que el tren logra en el paisaje al aparecer por horizonte.
A veces, reconoce, siente que su objetivo es demasiado
pequeño para capturar tanta "grandiosidad" pero no se deja vencer y dispara. Así capta la esencia de los trenes de vapor que vagan por las
campiñas inglesas. Asegura que le generan todo un universo de magia y pasión que espera poder transmitir a través de su trabajo. Desde luego que sí, consigue contagiarnos su entusiamo y su amor por las locomotoras.